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Wolverine y la polémica “woke”: por qué Insomniac no está cambiando al personaje

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Wolverine, Insomniac Games y la polémica “woke”: un debate que ignora la historia de los X-Men

El anuncio de Marvel’s Wolverine, desarrollado por Insomniac Games, ha venido acompañado de un inesperado debate en redes sociales: la acusación de que el estudio pretende “volver woke” al personaje de Logan. El término, cada vez más utilizado en la cultura digital, busca descalificar cualquier contenido que se perciba como excesivamente enfocado en la representación, la diversidad o la justicia social.

Sin embargo, en el caso de Wolverine y los X-Men, estas críticas parten de un error fundamental: los mutantes siempre han sido un símbolo de lucha por la igualdad y contra la intolerancia.


Los X-Men: la metáfora original de la discriminación

Desde su debut en 1963, creados por Stan Lee y Jack Kirby, los X-Men fueron concebidos como una metáfora directa de las minorías perseguidas. Jóvenes rechazados por la sociedad debido a su genética, y aun así comprometidos a proteger a aquellos que los odiaban.

El paralelismo con la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos fue evidente desde el inicio: Charles Xavier como reflejo de Martin Luther King Jr., y Magneto como eco de Malcolm X. Los mutantes no eran “solo” superhéroes, sino un discurso social en viñetas.


Wolverine: brutalidad y humanidad en un mismo personaje

Pese a ser presentado como un berserker salvaje, Wolverine siempre tuvo una faceta profundamente humana. Logan se convirtió en mentor y protector de personajes jóvenes como Kitty Pryde o Jubilee, y en arcos como Coyote Crossing llegó a enfrentarse a redes de trata de personas en la frontera mexicana.

Su brutalidad servía a un fin claro: defender a quienes no podían defenderse. Reducir a Wolverine a un simple guerrero sin ideología es olvidar que fue, en muchos sentidos, el brazo armado contra la injusticia.


God Loves, Man Kills: la obra maestra contra el odio

En 1982, Chris Claremont escribió uno de los cómics más influyentes de la franquicia: God Loves, Man Kills. La obra abre con una escena brutal: dos niños mutantes son perseguidos y asesinados por fanáticos religiosos, colgados en un columpio con un cartel que reza “Mutie”.

El villano, William Stryker, predicador extremista, utiliza la religión y los medios de comunicación para difundir odio, presentando a los mutantes como una amenaza divina. El clímax ocurre en el Madison Square Garden, cuando Stryker intenta asesinar a un niño en directo ante miles de seguidores.

El mensaje es inequívoco: el fanatismo y el odio disfrazados de moralidad son tan peligrosos como cualquier villano de cómic. Esta historia inspiró directamente la película X2: X-Men United (2003).


De los años 80 a la era moderna: minorías y soberanía

Con el paso del tiempo, los X-Men pasaron de representar únicamente la lucha racial a ser metáfora de todas las minorías. En 2015, Bobby Drake (Iceman) salió públicamente del clóset, consolidando la conexión de los mutantes con la comunidad LGBTQ.

En la actualidad, la era de Krakoa (2019–2023) llevó esta narrativa aún más lejos: los mutantes no solo buscan aceptación, sino soberanía. Con su propia nación reconocida por la ONU, Marvel planteó una historia sobre diplomacia, autodeterminación y legitimidad internacional.


Insomniac y la falsa polémica

A la luz de este contexto, la polémica actual parece infundada. Insomniac no está “volviendo woke” a Wolverine: simplemente está recogiendo un legado narrativo que siempre estuvo ahí.

El término “woke” ha sido vaciado de su significado original y usado como arma de crítica fácil en la cultura digital. Pero en este caso, etiquetar a Wolverine de woke es negar seis décadas de tradición en los cómics, donde los mutantes siempre han representado igualdad y derechos humanos.


Conclusión

Wolverine no necesita ser reinventado para hablar de justicia social: siempre lo hizo.
Desde sus primeras viñetas hasta hoy, Logan ha sido un icono de resistencia frente al odio, y los X-Men han funcionado como el espejo de nuestras propias luchas sociales.

Lejos de ser una “agenda moderna”, la narrativa de igualdad está en el ADN del personaje desde 1963.

La pregunta no debería ser si Insomniac hará a Wolverine “woke”, sino cómo logrará trasladar a los videojuegos la fuerza de un héroe que, desde siempre, ha sido un símbolo contra la intolerancia.

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